En un mundo dominado por la tecnología y el entretenimiento visual, el bombardeo constante de estímulos supone una competencia desleal. Leer la Biblia puede parecer menos atractivo y envolvente frente a experiencias más dinámicas;
Las historias bíblicas pertenecen a un contexto que a menudo se siente lejano a la realidad de los niños hoy en día, lo que hace más difícil que se interesen por los detalles de las Escrituras;
Aunque las traducciones modernas ayudan, todavía hay expresiones que ya no se usan, lo que dificulta que los peques conecten y comprendan realmente las enseñanzas de la Palabra.